sábado, 16 de abril de 2011

Creo que sonreír mucho, no es bueno.

Es como los payasos, aunque estén tristes, tienen la obligación de hacerlo.


Y sonreír poco, es como la mayoría de la gente que me cruzo por la acera.

Se les ha perdido el juguete más querido por los niños, la ilusión.


Sonríe.
Pero ten un motivo para hacerlo.

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