Pienso, que cada uno de nosotros, tenemos dos partes.
Una más efímera, otra más rugosa. En definitiva dos Yos.
Una de ellas, es aquella que tiene como raíz el día, el mes, el año, posiblemente el tiempo o el lugar donde nacemos, que se moldea por las circunstancias, golpes y sonrisas del día a día. Y te puede gustar o no, pero siempre te parecerá razonable.
Sin embargo existe la otra parte más rugosa, que puede que te guste o no.
Hay quienes intentan diferenciarse del resto con esa parte rugosa, sin darse cuenta de que el camino fácil está en diferenciarse por dentro. Ahí, donde nunca nadie ha visto suficiente como para afirmar que ha tocado tu fondo. Ahí, donde uno mismo se pierde, donde el barco de la consciencia despierta, naufraga y vuelve a despertar...
Ahí, en esa parte es donde me gustaría que nos encontráramos, y compartir ese misterio eterno de lo que nos conmueve... con o sin razón aparente.